
Lo primero que escuché de
normA fue su
cover de
Densa realidad del disco
Tomo lo que encuentro. 19 versiones de Virus, compilado tributo de bandas de La Plata a los también platenses
Virus. La versión de
normA era el pico máximo del disco, lo mejor que una banda podía tocar en un estado de conciencia
postVirus: una mirada
speed del
rock que no abandona ni el humor ni la libertad de juntar melodías y palabras sin los límites de la pose
rock moderno (la elección y la electricidad de la canción eran señales suficientes de que se comprendía cada cicatriz de los corazones destrozados de
Federico Moura y su
troupe, especialmente en sus primeros tres discos:
wadu-wadu,
Recrudece y
Agujero interior). En ese
cover no había mero respeto a las fuentes, más bien
normA ejecuta lo que dice el refrán: "Tanto fue el cántaro(
ck) a la fuente hasta que por fin se rompió." Y, en el primer disco de
normA, la esencia Virus se quiebra en un generoso
set de 14 canciones a mil donde la ecuación velocidad-verdad se lleva a su máxima densidad. Tras el grito
minimal y nominal de
rock2tonos, el disco apura 14 picos pegajosos, la mayoría de menos de tres minutos, para hacer del
disco compacto, más que un formato, una forma de apretar la felicidad, con el
rock en la forma de ser deforme.
normA, además, cuadra perfecto como otra de las caras de la
enérgica escena musical-diagonal platense, en la que me sumerjo con la insistencia de un
groupie.
Anoche, para secarme la humedad de los huesos, fui a verlos por primera vez en vivo (¿por qué mierda esperé tanto?) con la esperanza de sacudirme como adentro de un
Kohinoor. Fue algo más que una revuelta carnero, que una pirueta
rocker; se los aseguro, el disco es una décima parte de su
performance en vivo: mis cuatro canciones favoritas que rumié en soledad carmesí todo este tiempo (
uno, chalet, warhol,
pc) se volvieron ritos perfectos para el ruido centrípeto de un recital. Y, ojo, porque en vivo
normA se transforma en un grupo de canciones lanzallamas, así que si se quedan cerca del escenario tal vez salgan con la peluca chamuscada o el coco quemado. No digan que no les avisé.