La historia de la vanguardia cinematográfica es también un relato de la censura. Dos de los mejores exponentes del cine más queer, Un chant d'amour de Jean Genet y Flaming Creatures de Jack Smith, fueron perseguidos, llevando a violencias tales como encarcelar a los responsables de exhibirlas públicamente (en el caso de Un chant d'amour esto constituye una paradoja porque la película habla del sexo en las cárceles). Tras los '60, sobre todo tras la irrupción del porno como mercancía legal (es decir, tras el invento del porno chic, ordenado con una lógica machista, como casi toda mercancía legal) disminuyó la persecusión a la vanguardia porno.
Aunque estoy en contra de ver en formato digital en internet ciertas obras fílmicas (especialmente aquellas que apuntan a la experiencia colectiva de la sala de cine), actualmente estos prohibidos trips carnales de Genet & Smith los puede ver, por suerte, hasta un/a niño/a en el sitio Ubuweb. En esta nota que escribí en Soy tienen los links para apreciar estas y otras dos formas de vanguardia sexual.
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