viernes, 18 de julio de 2008

The Killing Joker


El último grito de la moda asesina: cicatrices de rouge pintadas durante un viaje en tren fantasma /canas verde musgo medusa / traje ultravioleta hipersolapado / maquillaje blanco pared descascarada de hospital / antifaz negro de panda empetrolado / camisa panal gris hoja de puñal / corbatín estrangulado. Un poco así es este Comodín, la carta que pone el caos vital en cualquier juego predecible de barajas de escaleras servidas, de poker de caras y viceversa, de fulles de reinas y reyes. Porque nadie nunca tuvo tanta verdad cinemática como este bufón monárquico con sus ojos fuera de registro. Un poco así, repito, es este cartoon carnal que deja oír su arritmia de corazón de caballero oscuro (a él, y a ningún otro, pertenece el título de nobleza nocturna Dark Knight). Heath Ledger infla con nafta súper su gesto incendiario: la lengua sale babosa por ese esfínter de labios de cirugía a cuchillo, para brillar definitiva en la historia de lo obsceno, de eso que usualmente se consume fuera de escena pero que ahora la cámara de cine le da una existencia más o menos infinita. I believe whatever doesn't kill you simply makes you... stranger. Ya no habrá nunca nada parecido a la muerte en el rostro de este Guasón, porque su máscara lo inmortalizará en todas las noches donde un carnaval valga la pena.

1 comentario:

Alba Almighty. dijo...

Yo no lo habría expresado mejor.
Grande Heath, ENORME. Una actuación que no tiene parangón en lo que a villanos se refiere. Un guión que te deja clavado en el asiento, y el mal y la locura plasmados en el rostro de un actor que dejó de serlo en la película, para convertirse enteramente en el Joker.

Él y nadie más. Ahora ya forma parte de la historia del cine.
Enorme.