viernes, 27 de marzo de 2009

Encarnación del demonio


Más recomendaciones para el Bafici: acá abajo un texto sobre Mojica Marins que escribí para Sin Aliento, el diario del Festival.
El evento más hereje del Bafici sucedió en 1999 y cerró el siglo cinéfilo vernáculo con una maldición: el viernes santo del primer festival, José Mojica Marins vino para presentar Esta noche me encarnaré en tu cadáver (1967). Si se están preguntando qué tiene que ver eso con la herejía, es que tienen la mala suerte de no haber visto esa película inaugural del director brasilero: ahí, transformado en Zé do Caixão (en español, Pepe Ataúd), aterroriza a una comunidad comiendo carne el Viernes de vigilia. El sacrilegio de la ficción se hacía realidad porque Zé do Caixão vino a aquel festival y recorrió las salas con galera, capa y uñas largas y filosas como garras (como un Freddy Krueger sin fierros) horrorizando con sus presentaciones performáticas, reactuando en vivo sus películas con el nervio de un Vincent Price paulista inyectado con el luto heroinómano de Bela Lugosi. Así, esa retrospectiva de aquel Bafici dio a conocer al monstruo y a su creador (que son la mismísima cosa) para luego hacerse parte del mito. Porque en el Bafici 2000 se proyectó el documental Maldito - O Estranho Mundo de José Mojica Marins, en el que se registraba el paso terrorista por Buenos Aires de este actor y cineasta mientras que se completaba su leyenda: que era dibujante de historietas, que está rodeado de un reguero de anécdotas fatalistas y que hizo una película porno con un pony. ¿O era un caballo? El tamaño, en este caso, ya no importa: la magnitud de la verdad y la mentira es inconmensurable porque el mito Zé do Caixão ya no tiene medida. Este nacido un viernes trece (mejor parido, imposible) hace casi 73 años vuelve este año duplicado al Bafici para el gusto cinéfilo-necrófilo local: como protagonista y director de Encarnação do Demônio (2008) y como actor en Filmefobia, película de Kiko Goifman que sigue los pasos desestabilizadores del maestro del horror brazuca.
Las uñas, como los mitos, siguen creciendo cuando alguien muere. Mojica Marins, como buen vanguardista, se le adelanta a la parca moviéndose con su ataúd por el mundo de los vivos para hacer del cine una espeluznante experiencia de crecimiento.

domingo, 22 de marzo de 2009

Festilindo


Como todo el mundo pide recomendaciones para el próximo Bafici, listé las diez de abajo (que en realidad son once), que fueron publicadas en el sitio de El Amante. De entre las retrospectivas, la de Su Friedrich es imperdible y en el Soy pueden leer detalles sobre su obra (además, ahí también hay otras recomendaciones queer de películas argentinas del festival).

Bafici Top Ten
Dejando afuera la competencia internacional, las películas argentinas y las retrospectivas y focos, este es un top ten posible del Bafici. La que también debería estar entre estas diez es la chilena Mami te amo de Elisa Eliash, tal vez la más prodigiosamente lumpen de todas las películas programadas este año, pero que se puede meter dentro de un foco secreto y disperso en todo el festival: uno que no tiene nombre ni apartado en el catálogo pero que está unido por la energía que el cine chileno descarga este año en el Bafici.

She Unfolds By Day de Rolf Belgum
Casi seguro (no vi todas) la película más independiente del festival: independiente del cine-dinero, de las modas estéticas, de la pavada arty, de la especulación curricular, del “otra vez sopa”. Un tipo con una cámara de video, su familia, algún actor, un fox terrier llamado Jacques y la invención total de un mundo con reglas propias y que rompe todas y cada una de las reglas previas de cómo debe ser una película. Humor, desconcierto, poesía de lo inmediato y del más allá, una narración desacomodada por alguien que mezcla, da de nuevo y siempre consigue la jugada matadora y menos pensada. Si lloraron con la magnífica perrada de Marley y yo (en mi caso, el lagrimal me quedó para donarlo a la ciencia) esta es una película para vengarse: el dichoso perro protagonista es tan intenso-eterno como la fuerza creativa de Rolf Belgum, el gran genio-artesano de esta película arrancada del vacío.

Pizza en Auschwitz de Moshe Zimmerman
Road movie que va del guetto al campo de exterminio, piloteada por un padre de 70 pirulos que quiere enseñarle a sus hijos adultos los lugares exactos donde fue perseguido cuando era niño. Humor judío no apto para fanáticos de la corrección política, saga familiera a la deriva de la ruta, y grandes momentos documentales que ponen en escena una visión contemporánea sobre el Holocausto, todo visto con la informalidad que el título anuncia. Y, ya lo dije para el catálogo del Bafici, pero lo repito acá: también tiene ecos (supongo que sin ninguna intención) a ese gran retrato de la relación padre-hijo que hay en esa extraordinaria historieta de no-ficción llamada Maus, creada por el genio Art Spiegelman.

Sita Sings The Blues de Nina Paley
Imaginar que esta obra gigante la hizo una persona solita desde su computadora es como creer que alguien puede ganar el Paris Dakkar en un Fitito. Ver, entonces, para creer: porque Nina Paley fue ella sola toda la fuerza (y les garantizo que es mucha) detrás, delante y en cada costado de esta yuxtaposición de historias, estéticas, sonoridades y otras cosas en formato de animación en dos dimensiones. Folclore narrativo hindú, jazz de los veinte, tribulaciones domésticas neoyorquinas y otras delicias siempre convertidas en aventuras que se tensan superpuestas en una película que compite y gana con la mayoría de los exponentes hipertecnológicos de la industria de la animación actual. Me estoy acordando de las canciones de Annette Hanshaw que suenan en la película y me dan ganas de ponerme a bailar a lo Betty Boop. Ufff, no me aguanto: muevo un toque la cadera y sigo escribiendo.

German + Rain de Satoko Yokohama
Ya está, volví, sobre todo porque me acordé de las delirantes clases de música en flauta dulce mal tocada en esta película japonesa. Una rara avis de verdad: comedia brutal protagonizada por una adolescente con cara de mono que trabaja de ayudante de jardinero y quiere ser cantante pop. Gags + drama, infantilismo + salvajismo, romanticismo + estilo de vida punk campestre. Y muchas cosas más, de colores variados, en una ópera prima que sorprende por su sutileza, por su falta de exhibicionismo (un vicio muy típico de las primeras películas) y por la protagonista, Yoshimi Nozaki, que esperamos tenga la carrera que su rostro bestialmente cinematográfico se merece.

Rip! A Remix Manifesto de Brett Gaylor
La forma de circulación de la música en estos tiempos del flujo digital transforma a todo el mundo en piratas a la carga de la descarga de archivos sonoros. Pero no todos después se convierten en estetas electrónicos, en delirantes del sampler como Girl Talk, creador de collage music o de smash-ups, samplers de canciones ajenas que se vuelven locura de pistas de baile y de despegue, pero que son combatidos por los magnates del copyright (uffff, qué pesada esta gente). Para alivianar la cosa, darse una vuelta por este documental-manifiesto donde se discuten estos hábitos contemporáneos al ritmo de un dj o vj anfetamínico, empastilladísimo, que desgarra la historia de los derechos de autor hasta partirla en pedazos sonoros que se pueden usar para bailar, saltar y demoler las paredes de cualquier discoteca, así tampoco hay derecho de admisión. Porque si la democracia no se puede bailar, no vale la pena que exista.

16memorias de Camilo Botero
A la distancia, evocar la felicidad perdida puede ser algo nostálgico, absurdo, dramático, inverosímil, feliz, ridículo, etc. Todos estos estados desfilan en esta película (con el etcétera incluido) que recupera home movies que Mario Posada Ochoa filmó en 16 mm sobre su vida familiar en Medellín entre 1945 y 1971. Restauradas y divididas en 16 capítulos, esta película es un virtuoso ejemplo de found footage de Camilo Botero, pero también es una revelación mayor porque demuestra que uno de los más geniales cineastas latinoamericanos era un amateur de ojo cándido al que le gustaba registrar a la felicidad de familia.

Mamachas del Ring de Betty M. Park
¿Saben lo que es el catch de cholitas en polleras? Sea cuál sea la respuesta, tienen que ir a ver esta película, estreno mundial del Bafici, donde la directora Betty M. Park se vuelve la escudera de Carmen Rosa, gran artista de la lucha libre boliviana (aunque también triunfó en Perú), que se convierte en uno de los mejores personajes de no ficción que cualquier documental haya tratado de retratar. De la animación con plastilina al documental de acción ida y vuelta, los conflictos que debe sortear una luchadora de catch iluminan varios estratos de la sociedad boliviana (desde el machismo hasta la vigencia de la cultura indígena), al mismo tiempo que construyen un relato de suspense latinoamericanamente pop. Tal vez, la película más política y divertida de la era de Evo Morales sea este viaje a tracción de patadas voladoras.

Um lugar ao sol de Gabriel Mascaro
El punto de partida es un conjunto de testimonios de ocho propietarios de penthouse de Río de Janeiro y, efectivamente, este es un documental bien arriba. Desde las cúspides de rascacielos, el director se revela como un especialista en la entrevista de alto riesgo y logra que la gente entrevistada, al explicar su elección de vida saque todo (pero todo, todo, todo) el absurdo, el clasismo, el humor, la roña, la estupidez, la locura, la espiritualidad, etc. Y esto está plasmado en entrevistas sumarias, como si fueran high lights del pensamiento de cada persona. En este estreno mundial del Bafici, Mascaro está a la altura de sus pretensiones.

Sell Out! de Yeo Joon Han
En los últimos años, sigilosamente, Malasia se estuvo transformando en la nueva promesa cinematográfica asiática, casi al punto de ser la nueva Corea del Sur. Y esta ópera prima de Yeo Joon Han, a su modo, confirma esa ruta extraña. Se trata de una película que se burla de los vicios del cine independiente asiático, contemplativo, pinchado, para generar la comedia más inteligente y estúpida al mismo tiempo, que puede pasar de canciones sofisticadamente absurdas al gag elemental directo a las tripas, haciendo paradas en la reflexión humorística de la cultura contemporánea o del delirio ascético. Algo así como si Tsai Ming-liang se fuese de copas con los Monty Python y volvieran con una película que avanza zigzagueante y felizmente borracha de ideas.

Mellodrama de Dianna Dilworth
¿Saben exactamente qué es y cómo funciona el Mellotron? Una primera definición general (y un poquito tramposa) podría ser que es un instrumento que une a los Beatles, los Rolling Stones, los Beach Boys, Yes, Genesis, Roxy Music, REM, Radiohead, Big Elf, etc. Y, si no lo conocen bien y están tentados de googlearlo para buscar data, mejor esperen y vean este documental, que es cuadrado como el instrumento en cuestión, pero que dentro de esa caja logra hacer sonar la más maravillosa música en loop analógico. Paren, ¿ese es Brian Wilson aporreando el mellotron? Sí, claro. Entonces, ¡bailen carajo, o empiezan los gargajos!