domingo, 26 de septiembre de 2010

Guirnaldas con amores


Fred Astaire y Cyd Charisse bailan entre arreglos florales sinfónicos. Un ballet de manos que dibuja guirnaldas en el aire. 30.000 páginas ametralladas con una Remington que viven pendientes de la hora. Un canto de vírgenes y castañuelas marcando un tic-tac marica y revolucionario. Todo esto (y muchas más fantasías documentales) se puede ver en Santiago de João Moreira Salles, caleidoscopio único, que incluye autorreferencialidad brutal, alegría fúnebre y otras sensibilidades de difícil nomenclatura. Por eso, si pasan los sábados, a las 19, por Fundación Proa, podrán ponerle el nombre que quieran a la experiencia Santiago. Y si linkean con el Soy online, cualquier día a cualquier hora, leerán un poquito más sobre la película del mayordomo justiciero.

jueves, 16 de septiembre de 2010

F for Fake Footage



Postmortem, Orson Welles sigue creando confusión, que era su forma privilegiada de crear. Desde hace un tiempo ataca de nuevo a partir de una nueva máscara, la del murciélago. Y era de esperar que su vampirización siguiese curso ilegal. Si con F for Fake (1973) había demostrado que su mejor testamento podía ser la lección del cineasta como falsario, ¿por qué tan pocos se atrevieron a desmontar su obra para crear más fraude? ¿Dónde están los cineastas y videastas del found footage cuando más se los necesita? Ya Santos Zunzunegui había pensado a Welles como un cineasta de lo inconcluso (dedicando el capítulo más extenso de su libro sobre Welles a las películas inacabadas), que además había dejado la puerta abierta para proseguir con sus derivaciones de espejos enfrentados, multiplicando sus imágenes para que no se clausuren. No hace mucho, a alguien se le ocurrió una idea que primero parece disparatada: Welles fue el autor de un proyecto que adaptaba al cine la historieta "Bat-man", proyecto del que sobrevivió el trailer posteado arriba (hay más versiones si husmean en youtube).
Pero si uno se pone a zigzaguear por el mondo Welles, el batiproyecto parece bastante lógico, porque no es ridículo pensar una supuesta influencia del universo Batman en sus películas. Para empezar, se pueden linkear por la tendencia de Welles a la nocturnidad expresionista y los encuadres retorcidos (angulaciones que bien podrían ser una composición de viñeta). Aunque algunos detalles parecen vincular más directamente ambas obras: ¿Acaso Citizen Kane (1941) no podría ser una referencia a Bob Kane, el creador de Batman? ¿Y los misteriosos murciélagos en los títulos de crédito de Mr. Arkadin (1954)? En la mansión de Xanadú, el protagonista de El ciudadano acumula objetos y animales como si fuese la baticueva perfecta, desde donde se puede contener y entender al mundo. Welles hizo casi lo mismo a través de su obra, y hoy es tiempo de seguir reanimando, remixando, liberando esas imágenes y sonidos que él dejó abiertas para que continúen confundiendo como trucos de un hábil prestidigitador. Porque recuerden que, entre otras cosas, Welles era un mago eximio, que es lo mismo que ser un artista del espejismo.

Más sobre Found Footage, por acá, por aquí y por allí.

Este post fue motivado por el muro de Facebook de Morganita Surrealisme. Se agradece.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Kontra Kultura


El día de la historieta lo festejo con lo mejor: el circo de amour fou de Krazy Kat, al que le dediqué una nota sobre su impronta queer en el suplemento Soy de ayer nomás. La excusa, además, fue que la historieta de George Herriman cumplió cien años el 26 de julio pasado: y mirando la potencia de cada dibujo, de cada globo, no se puede creer que el radical mundo de Coconino County, poblado por una fauna más que excéntrica, haya podido desarrollarse por más de cuarenta años en los diarios, abofeteando con ideas vanguardistas cada despertar, desde el episodio de la tira diaria del Te de Tigre (supuesta alegoría sobre drogas recreativas) hasta conmover con ideas de metahistorieta en las páginas de un domingo cualquiera. Y recomiendo un libro que, por primera vez, reproduce en tamaño original algunas de las páginas dominicales de Krazy Kat, es el libro más grande que tengo, física y artísticamente hablando, una celebración que tiene el peso específico de un ladrillazo de amor en el marote. Zip. Pow.