Antes del éxtasis de El mató a un policía motorizado en la noche Dorada Espacial, tocó Hacia dos veranos (H2V), y sorprendió principalmente por dos razones: por la libertad de sus canciones y por incorporar el extraño y teatral sonido del teremín. La idea de H2V parece ser más bien climática, una inmersión en lo indeterminado: pidieron oscurecer la escena y sus canciones sin letras sonaban a clips modernos, similar en perspectiva al disco El silencio de las cosas, banda de sonido para una película que no existe compuesta e interpretada por Juan Stewart. El entusiasmo hizo que Guido, Agustín y yo comprásemos el disco de H2V, De los valles y volcanes, de ocho canciones. Al leer el booklet desplegable del cd se confirmaba cierta filiación: Stewart es el responsable de la mezcla.
Al otro día, al poner el disco compacto de H2V en mi PC, apareció la sorpresa: Preludio, el primer track, es acompañado por un video-montaje de películas caseras en súper8 y fotos familiares dirigido por Mariano Báez y Franco Estruvia. La película, entonces, en este caso existía y era tan buena como esa canción. Mi esfuerzo por escuchar los siguientes 7 tracks fue infructuoso, exploraba el contenido del cd en mi computadora y sólo encontraba el video. Primero llegué a pensar por un (largo) momento que el disco estaba fallado y sólo traía el video. Después, conjeturé que la idea era que el disco traiga un video y una canción como el preludio de nada: el resto de las canciones anunciadas realmente no existen, o son silencio, casi como un reverso del disco de Stewart. Incluso repetí mentalmente "No hay banda", recordando a David Lynch. Para confirmar definitivamente que sólo exista el video, puse el CD en otro aparato reproductor; pero las otras canciones aparecieron: otros siete tracks contundentes. O sea que todo lo anterior fue sólo producto de mi recurrente tecno-torpeza. Y de mi imaginación atrofiada.
Al otro día, al poner el disco compacto de H2V en mi PC, apareció la sorpresa: Preludio, el primer track, es acompañado por un video-montaje de películas caseras en súper8 y fotos familiares dirigido por Mariano Báez y Franco Estruvia. La película, entonces, en este caso existía y era tan buena como esa canción. Mi esfuerzo por escuchar los siguientes 7 tracks fue infructuoso, exploraba el contenido del cd en mi computadora y sólo encontraba el video. Primero llegué a pensar por un (largo) momento que el disco estaba fallado y sólo traía el video. Después, conjeturé que la idea era que el disco traiga un video y una canción como el preludio de nada: el resto de las canciones anunciadas realmente no existen, o son silencio, casi como un reverso del disco de Stewart. Incluso repetí mentalmente "No hay banda", recordando a David Lynch. Para confirmar definitivamente que sólo exista el video, puse el CD en otro aparato reproductor; pero las otras canciones aparecieron: otros siete tracks contundentes. O sea que todo lo anterior fue sólo producto de mi recurrente tecno-torpeza. Y de mi imaginación atrofiada.
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