viernes, 9 de octubre de 2009

Miguelito

Nunca voy a olvidar que haber visto ¿Qué he hecho yo para merecer esto!! (1984) en una reposición en el cine Hebraica (si no recuerdo mal fue por 1992, antes de haber terminado yo la secundaria), fue una experiencia muy importante para mi vida: ver a Miguel (Miguel Ángel Herranz), el niño gerontófilo, hijo del personaje de Carmen Maura, que se acuesta con los padres de sus compañeros de colegio, fue una visión casi perturbadora, no por sentirme impactado por su comportamiento sino, al contrario, por reconocerme en pelos y señales como una mímesis total de Miguel, como si alguien estuviese contando mi biografía real e imaginaria sin haberme consultado.
Por esto no podía dejar de considerar a Almodóvar como un director afín a mi propia sensibilidad, y no sólo por ese personaje (todavía lo considero único en su tipo en la historia del cine) sino por la precisión en la búsqueda de una sensibilidad libertina, donde podía convivir el esperpento de tradición española con el absurdo fantástico, la veta realista del cine italiano, el melodrama familiar como comedia negra y desbordada al estilo de John Waters con referencias cinéfilas mezcladas que incluían a Hitchcock (en este caso al televisivo), y otras tantas formas de síntesis artificiosas que convertían al cineasta manchego en el rey del camp hispano. Y, también, que no es poco, en esa película había una idea del casting absolutamente perfecta, que no sólo incluía a una Carmen Maura insuperable, también a Verónica Forqué, que su rol de la puta Cristal es antológico. Pero lo que fue sublime es ver a mi actriz española favorita, Chus Lampreave, que en esta y otras tres películas de Almodóvar (Entre tinieblas, Matador y Mujeres al borde de un ataque de nervios) logra crear personajes inmortales que sólo estaban en germen en los cameos que ella hiciera para Ferreri, Berlanga y Cuerda.
Cuando vi esa película, Almodóvar ya estaba instalado como tic de la cinefilia porteña, y no hice más que sumarme a los seguidores locales del cineasta, como uno más de la troupe que celebraba el desborde estético astutamente encuadrado en una potencia cinematográfica original y genuina, aunque se insertaba en la tradición más vital del cine español encarnada por Buñuel y Berlanga.
El tiempo, se sabe, corrompe los mejores vínculos: yo ya me había convertido en una chica almodóvar (¿quién no lo fue alguna vez?), pero después vino el desengaño, la traición, el hastío, y de alguna manera también casi todxs empezamos a vivir un melodrama en nuestra relación con el cine de Almodóvar. Tras el gran impacto inicial frente a su obra, duré bastante como seguidor fiel, pero puse el grito en el cielo (¡basta, no aguanto más!) con La mala educación: ya no podía ver esa repetición autorreferencial como ceremonia ritual y trip egomaníaco en el que se había convertido el cine de Almodóvar. Algunxs de mis colegas se habían cansado antes. Igual, inmediatamente después vino la tregua para mí con Volver, que sin ser un ejemplo de despojamiento de los vicios adquiridos a lo largo de los años, al menos fue un poco de nostalgia bien habida, una vuelta un poco más sabia a sus orígenes. Ahora, con Los abrazos rotos, su último opus, no es que Almodóvar salga de su mundo con reglas ya un poco fatigadas, sino que encuentra una luz nueva para reescribirlo, y que terminó de convencerme para hacer una reconciliación, al menos temporal, con el cineasta. Acá la nota que escribí para el suplemento Soy de esta semana donde cuento como su camp es ahora una forma de nostalgia desgarradora, pero también la vía de escape de un presente demasiado conservador.
Actualmente, en esta nueva etapa de Almodóvar, otra cosa me perturba tiernamente, pero ya no de sus películas, sino de su persona: compruebo ahora que sus canas (y su eventual barba) le sientan tan, tan bien, que verlo me devuelve nuevamente todo el placer sin culpa de esa gerontofilia que me había hecho identificar profundamente con su cine.

5 comentarios:

Osofranco dijo...

Siempre es bueno reconciliarse con Almodóvar.
Me mató el comentario en SOY. Espero que por aquí la estrenen pronto.
Beso.
Franco

Anónimo dijo...

¡Reclamo una reseña de "Vil Romance" aquí mismo o exigiré que me devuelvan el dinero!
Seguramente, en El Amante esté bajo tus manos... ¿es así?

Diego Trerotola dijo...

No, en El Amante la escribió otro, pero por acá ya vendrá, pronto, no desesperes...
Saludos,
dt

GONZALO dijo...

CÓMO VA?? JUAN MARTÍNEZ, EL ACTOR QUE INTERPRETA A TONI EN LA PELI, ES EL QUE ESTÁ MENDIGANDO SEGÚN LA NOTICIA...PERO EL PERSONAJE QUE SE ACOSTABA CON LOS PADRES DE SUS COMPAÑEROS DE ESCUELA NO ERA EL OTRO HIJO DE CARMEN MAURA?? MIGUEL, INTERPRETADO POR MIGUEL ANGEL HERRANZ...
EL PERSONAJE DE TONI ERA EL QUE VENDÍA DROGA Y SE TERMINABA YENDO AL PUEBLO CON LA ABUELA...

Diego Trerotola dijo...

Gonzalo, gracias, mi memoria para los nombres me jugó una mala pasada. Ya modifiqué la entrada, así que Toni quedará en el pasado.
Saludos,
dt