No había manera mejor para comenzar la primavera que viajar velozmente a La Plata a medianoche, murciélago blanco en vuelo por autopista, para caer en un recital de El mató a un policía motorizado. Y aullar, claro, la canción obligada:
Vienen bajando las multitudes inquietas. Con su espalda rota en los festejos de primavera.
Retrato perfecto del estado en que quedamos todos después de un pogo espacial. La canción se hizo cuerpo, como debe ser.
1 comentario:
increible diego., te quieren mucho los freaks!!!!
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