sábado, 20 de agosto de 2011

Mantra de corazones solitarios

Este mes, en la revista Los Inrockuptibles, publiqué una nota sobre Hachazos, libro y película homónimos que Andrés Di Tella le dedica a Claudio Caldini. En abril de 2002, en la revista El Amante, había escrito sobre los cortos de Caldini compilados por Andrés Denegri en una edición numerada en vhs; en aquella época el periodismo en general y la crítica de cine en particular, no se ocupaban del cine experimental local. Mi pasión por la obra de Caldini se había desencadenado durante los 90, en algunas raras proyecciones de sus cortos: su nombre se había convertido para mí en una suerte de clave secreta de un cine con una sensibilidad libérrima donde una lúcida búsqueda visual se disparaba para el lado de la poesía hipnótica, de un cinetismo inédito y personal, fuera de las concepciones de las vanguardias audiovisuales como apéndices, a veces degradados, de otras artes. A pesar de estar atento a cada posibilidad de seguir su trabajo, hubo poca oportunidad de ver sus proyecciones. El último lustro, Caldini comenzó a mostrar más sus obras, a la par de que realizó unos talleres donde se reúne una nueva generación que apuesta por formas más radicales de entender el cine. Abajo copio el principio de la nota de Inrockuptibles; y la versión completa pueden leerla por acá. Y mañana hay una nueva función de Hachazos en el malba, donde también se consigue el libro.

“Cuando escuché el sonido de los tamburas, en Within You Without You de Sgt. Pepper’s, cuando George Harrison transformó a los Beatles en una banda anónima de músicos indios, eso fue una revelación absoluta, que me quedó para toda la vida”, le cuenta Claudio Caldini en el potente libro que Andrés Di Tella le dedica, y no suena raro que la primera canción del lado b de ese disco rupturista de los Beatles haya calado tan profundo en Caldini, que de alguna manera extraña incluso haya sido casi una banda sonora de su biografía. De hecho, ¿ser un cineasta experimental no le da un sentido de pertenencia al lado b de la historia del cine, a ese club de corazones solitarios del que hablan los Beatles? Si es verdad que, a esta altura muchas caras podrían sumarse a las más de setenta que adornan la tapa de Sgt. Pepper’s, la de Caldini tendría un lugar prioritario por llevar hasta las últimas consecuencias su particular beatlemanía hinduista, llegando a formar una banda de música hindú, pero también visitando recurrentemente la India como una forma de su espiritualidad poética que desencadenó su cine solitario. Y Di Tella en Hachazos, título que comparten su libro y su documental, logra doblemente que Caldini cuente, por primera vez públicamente, sus viajes luminosos, traumáticos y cinematográficos por ese país asiático.

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