Gizmo, el rey y bufón de los Gremlins, mi bicho favorito de cualquier pantalla, puede ser un bailarín supremo al ritmo de Fats Domino y bajo la mirada desconfiada de Christopher Lee; o se convertirá en un Rambo con un clip, una banda elástica y un lápiz. Esto sucede en la segunda parte de la saga, pero este año se cumplieron 25 años del estreno de Gremlins (1984), del nacimiento de la bestia, y se editó un blue-ray como todo homenaje. Me parece poco, poquísimo. Pero igual la tradición de recordar esta película de Joe Dante sigue viva: cada navidad, los bichos orejudos invaden los televisores de los fans para arruinar las fiestas de fin de año. Porque, entre otras cosas, Gremlins es una de las diez películas más horrorosas de navidad.
¿Y para cuándo un pesebre de Gremlins?
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