miércoles, 7 de enero de 2009
Demonios de la noche
Trío de maestros este mes en el Malba: Robert Aldrich, Anthony Mann y Jean-Pierre Melville. Se podría decir tres maestros de los géneros, y también es verdad. O genios del sistema que ellos mismos crearon, con una inteligencia estética y narrativa que desafió cualquier estandarización de las épocas que le tocaron vivir, filmar, afirmar y aniquilar. Todo eso lo hicieron con una cámara de cine, un aparato que supieron enchufar para que la electricidad se transforme en películas que dinamitan las paredes para ver un poco más allá en la noche cinematográfica (no se trata de negar la oscuridad, sino de saber moverse en ella). De entre las obras más oscuras del ciclo recomiendo El demonio de la noche (He Walked By Night, EUA, 1948), un police procedural convertido en film noir por Alton & Mann, dos tipos duros de matar. Acá mi texto breve sobre la película:
El mejor film noir cristalizó un conflicto esencial y no lo resolvió nunca: en un solo gesto puso en relación la carga crítica del realismo de posguerra junto a la estilización violenta traída de la vanguardia más retorcida. Así logró, principalmente desde la clase B, que el onirismo de Hollywood se convirtiera en una pesadilla maliciosa. El demonio de la noche es la más ignota de las obras maestras de esta sed de mal. Al estilo documental para retratar una investigación policial se le adosan los más brutales delirios del claroscuro; el resultado es un monstruo bicéfalo que sale desde el averno para devorar toda certeza. Los créditos dicen que dirige solo un tal Werker, pero no crean lo que leen. El verdadero autor es Anthony Mann y es fácil demostrarlo: El demonio de la noche nace de su relación bien establecida con John Alton, el virtuoso fotógrafo húngaro, que colaboró con Mann en media docena de películas. Varios momentos son coreografías perfectas de sombras y luces, como la secuencia underground del final que prefigura a El tercer hombre.
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