viernes, 24 de agosto de 2012

Gritos toda la noche

Apuntes personales sobre la última dinastía de El mato a un policía motorizado:

* La canción que da nombre al single, Mujeres bellas y fuertes, es un camaleón sónico, porque en sus distintas versiones -en vivo, en la grabación de estudio o en el registro de la casa fantasmal- despliega fibra mutante. Ni post punk, ni post rock, ni post apocalipsis: simplemente música posta (si no creen, oigan ese teclado indómito entre guitarras gladiadoras: en la arena movediza, la melodía flota).

* En general, la mutación está a la orden del día en la actual embestida motorizada: desde el último recital en La Trastienda, el mamífero de cinco patas insiste en fusionar canciones hasta trasformarlas, electrocutando el final de una hasta que emerge otra por defecto, para que parezca un accidente. Ellos chocan sus canciones en frente nuestro.

* El público rota y quienes resistimos en el pogo espacial hace más de un lustro estamos un poco rotos y rotas. Ahí y así seguimos en la misma senda, levantando polvo, con la luz en la mirada turbia y el ímpetu ileso, porque pasado, presente y futuro son la misma alucinación de velocidad de cada estribillo: nuevos discos, nuevas drogas.

* El próximo videoclip debería ser un partido de básquet femenino, con los colores y la dimensión estética de las guerreras deportivas de la tapa del EP y de los flyers de los recitales recientes. Además sería el tercer video oficial, lo que implicaría que tendrían el triple asegurado.

* El último recital, el de ayer en Niceto, terminó con Terrorismo en la Copa del Mundo. O sea que no terminó; todavía me hace temblar cuando mi tarareo por default (ese que te caza distraído y te hace subir con solo masticar dos compases) me produce un flashback a la gloria del sueño eterno: si vienen a buscarme, estoy dormida…

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