lunes, 5 de julio de 2021

Vanguadia & pop


En parte, Richard Donner perteneció a la estirpe de cineastas de su generación, la del New Hollywood. Se ocupó de los géneros más populares, esos muy comunes en la clase B de los 50, en los seriales, un cine que educó a toda esa generación en su adolescencia y que retomaron para insuflarle una veracidad mayor, un nivel de autenticidad a la que la industria anterior no había apostado. Usaron la industria para hacer crecer esos géneros “menores” en potencia y estética. Como tantos, Donner comenzó a hacerse fuerte en el cine de terror para darle un nivel de shock sin ironía, afilando todo eso que el cuerpo adolescente le pide a la experiencia visceral del género, por eso La profecía, una película increíble claramente post-El exorcista. Como Spielberg con Tiburón, De Palma con Carrie, Carpenter con Halloween, la idea era ir mucho más allá, con un compromiso amoroso con el género, inventar una forma de mantener vivo el grito primario reinventando climas, clishés y lenguajes visuales del miedo. Pero creo que Donner tenía una sensibilidad más pop, tal vez influida por una larga carrera en TV antes de hacer cine, dirigiendo capítulos de series de lo más variadas. Eso hacía la diferencia. Otros eligieron también la ciencia ficción y el cine de aventuras, como Lucas y Spielberg, para intentar hacer mella en lo pop, pero Donner fue por todo. Y a fines de los 70 encontró una voz especial, adelantando los 80. Porque con Superman (1978), adelantó el pop más extremo que adquirirían los géneros en la próxima década. Separándose de la serie de Batman, que hizo de la historieta un subgénero camp, Donner intentó crear una película de superhéroes sin distancia estética, con el punto de vista para que tuviese personalidad suficiente para encontrar una consistencia propia, sin deberle nada a nadie, ni a ningún otro género, con la vista puesta en ampliar el horizonte cinematográfico de sus compañeros generacionales. Donner hizo pop con densidad particular, una adaptación de un comic que también apostaba inspirarse para una secuencia en Stan Brakhage, el cineasta más extremo y experimental del planeta, sin que eso quede arty, y también podía reclutar a una bestia actoral como Marlon Brando y ponerlo al lado de un Christopher Reeve que más que de acero era de madera. Una historieta lo merecía todo para funcionar como cine. En su idea libertaria, un comic puede pasar a la pantalla con TODO lo mejor que la historia del cine había acumulado sin establecer jerarquías entre lo experimental, lo clásico y lo moderno. Lo que J. Hoberman luego llamaría el modernismo vulgar, un cruce extraño donde vanguardia y clasicismo, lo trash y lo establecido, diluyen sus fronteras para ser super-pop, ese que tiene la capacidad de volar tan alto para llegar a un cine de otro planeta, con reglas particulares, fuera de las convenciones de lo que es artístico y lo que no, sin las legitimaciones a la moda. Después ese germen estalló en Los Goonies, una película infantil, el más denostado de los subgéneros del cine, pero que asumió con la misma calidad con que el New Hollywood abordó el cine de aventuras, pero sin nada de la seriedad ni el realismo serio de sus colegas. Donner creía que el cine podía ser un juego de mesa hecho con los mejores materiales, de esos que duran toda la vida en un cajón, que pasan de generación a generación sin perder su potencia lúdica, incluso creciendo a lo largo del tiempo, como un artefacto único, extraño, irremplazable. Donner es el que creó el cine pop con superpoderes.
PS: escribo esto haciendo catarsis emocional, con el recuerdo de haber visto Superman en un televisor en mi infancia y pensar que era un milagro, y mientras me seco las lágrimas, pienso en idiotas que van a decir que el cine de superhéroes es el peor subgénero, que está pudriendo el cine actual y blah, blah, blah. Toda gente que nunca fue al cine a ver una película de Stan Brakhage y que vio solo dos o tres películas de superhéroes, gente a la que solo le interesa hacerse la sofisticada repitiendo lugares comunes sin ningún tipo de compromiso o interés genuino con el cine.


 

viernes, 7 de mayo de 2021

Recuerdos que huelen a nafta


Estos días se editan en español los diarios de David Wojnarowicz, y acá pueden leer un adelanto exclusivo. Como bonus hice una traducción del primer relato de Recuerdos que huelen a nafta (Memories That Smell Like Gasoline), el libro de Wojnarowicz de 1992, el mismo año de su muerte. Es muy difícil traducir del inglés original este texto por varias razones, principalmente por escribir sin comas, con un fluir narrativo con prosa poética; tal vez por eso no circula mucho en español. Acá abajo igual lo intento, porque me gusta mucho ese libro.


En la deriva y la oscilación 

A veces oscurece aquí detrás de estos ojos me siento como el equivalente físico de un grito. La autopista en la noche en las luces altas de este automóvil acelerando a toda velocidad es el único movimiento que permite que el corazón se desenrede y en el viento de la carretera las casas enmarcadas de dos pisos aparecen una tras otra como un decorado cinematográfico, casas a ambos lados de mi cara se deshacen hacia mí y los árboles proyectan sombras como rayos X caídos a los lados de las fachadas blancas y de vez en cuando algún perro de jardín ulula un ruido silencioso de miedo que se pierde en todo el ajetreo; y una vez antes cuando me sentí así, grité fuerte y largo y odié el sonido de mi propia voz, así que no lo volví a intentar. Odio las autopistas pero amo el exceso de velocidad y solo puedo pensar en cuerpos de hombres y la deriva y el oscilar de mí si el sexo fuera un baile, me arrastraría por ese cuerpo que vi esta tarde del tipo saliendo de la cabina de su camión en el estacionamiento de la parada de micro que parecía medio canadiense y con una camisa de cuello sexy y jeans ajustados y desgastados y un cinturón de cuero grueso y botas y un pliegue en la parte de adelante de su pantalón que dejaba que su pija descansara perezosa y tranquila y antebrazos yo quiero debajo de mi lengua y después de la curva en el puente cuando volví hacia el norte paré en un descanso y se detuvo un camión pasé por delante un poco más tarde y una luz roja rubí parpedeó y una silueta de un hombre en ropa de trabajo salió columpiándose del bar al lado del espejo retrovisor exterior y pasó junto a mí entre un resplandor de luces de coche ya entró al baño. Caminé un rato él nunca volvió a salir finalmente entré y me incliné ligeramente vi sus piernas debajo del marco de una puerta y entré en la de al lado me bajé los pantalones y me senté en el inodoro frío y miré hacia abajo y había un charco de agua entre los dos debajo del panel divisorio y se reflejaba la luz de la lámpara del techo y se transparentaban las baldosas grises cuadradas del piso y mientras lo miraba me di cuenta de que podía ver por esa luz los rasgos de este camionero y el pálido de sus ojos acuoso y la línea de la mandíbula y pómulos y siguiendo los hombros iluminados en la superficie del charco solo uno de sus brazos estaba iluminado y parte de su pecho presionando a través de la remera berreta y bajo sus antebrazos y hasta sus muñecas y el charco se movió un poco rompiendo la imagen en líneas onduladas y fragmentos de luz y cuando su rostro volvió a enfocarse y el agua estuvo quieta contuve la respiración para no perturbar miré alrededor de sus manos dos manos iluminadas desde varios ángulos pedazos de dedos con luces blancas frías y partes de muñecas y todo ello envuelto alrededor de la silueta de una verga dura que agitaba de un lado a otro en el reflejo su imagen por un momento parecía que él estaba flotando al revés debajo de la superficie del piso y yo estaba flotando boca arriba y desde su punto de vista yo flotaba boca abajo y él boca arriba y arriba de la cabina de su camión se quitó los pantalones diciendo no te preocupes por los

policías que siempre revisan

los coches primero

encendiendo sus linternas

a través de cada uno tenemos

mucho tiempo solo para gozar

esto dale gozalo

y poniendo su mano grande

alrededor de la parte de atrás de mi

cuello y presionando suavemente

hasta que mi cara pudiera hacer

el contorno de su

verga en movimiento pude ver

los pelos tenues cubriendo sus

bolas vamos usá tu

lengua mucho más y menos dientes

así más lengua y

menos dientes así de donde

yo vengo hay tres

hermanos que vienen

a mi casa cuando pueden

escaparse vienen por

la noche y les encanta vamos

dale así es gozá

esto gozalo. Sus dedos y rostro se dispersaron en fragmentos de luces