Escribí una nota para el blog de Qubit.tv, sobre uno de los más hipnóticos y conmovedores musicales de rock: los ensayos y el recital donde Elvis Presley vuelve a cantar en vivo tras dedicarse trece años exclusivamente a grabar discos y actuar en películas de Hollywood. Mi fanatismo por esa película tiene más de una década y ya había quedado patente en una nota (que copio abajo) en la revista El Amante de mayo de 2003, cuando volví a ver la película en cine gracias a la exhibición en el Bafici. Recuerdo que arrastré mucha gente a aquella función y todo el mundo quedó desarmado tras ver al Rey en su máxima expresión pirotécnica.
Espiando a Dios
Algunos ensayos en los estudios MGM de Los Ángeles y tres shows de 1970 en
el Hotel Internacional de Las Vegas realizados por Elvis Presley son la
sustancia de este documental. Nada más y nada menos. Lo que podría ser
el material pedestre para cualquier programa televisivo de rock es una
experiencia fílmica que tiene la capacidad de impactar a cada instante.
La razón principal es que el formato CinemaScope con su pantalla
superancha funciona como una visión ideal que convierte al escenario del
show en un amplio cielo que encandila. De esta manera la película toma
algo del punto de vista del astrónomo, y su característico placer de
mirar la magnificencia del firmamento nocturno y esa sensación de
inmensidad que aplasta bien restituida por el CinemaScope. ¿Pero que
otra cosa puede ser un documental sobre Elvis si no es una película
galáctica? Sí, todo gira en torno al sistema solar Elvis, el Astro Rey.
El director Denis Sanders no despega la cámara ni un momento de la
elegancia movediza y luminosa de Elvis. (Me atrevo a afirmar que si el
cine es el arte de registrar los movimientos de la luz, Elvis: that’s
the way it is puede considerarse un documental sobre cine.) Elvis
transpira, hace chistes malos, se ríe de si mismo, besa a decenas de
fans y canta con la voz, el cuerpo y el alma unas veinte canciones
perfectas. El ojo cósmico de Sanders logra exhibir cada detalle de los
sutiles parpadeos de esa elegancia, ya sea al ritmo de "Love me Tender" o
al de "In the Ghetto". En este sentido, el CinemaScope es también un
acierto porque parece ser la única posibilidad de atrapar todo el
lenguaje y la energía corporal de Elvis.
Confundido entre los
espectadores del show se puede ver a un canoso Cary Grant, como si
aceptara que su propia elegancia inagotable ya era un patrimonio
heredado por el gran Elvis. En la acertada visión agigantada y
resplandeciente del rey, Sanders parece proponer una certeza: Todo lo
que brilla es Elvis.
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