domingo, 25 de julio de 2010

Salma Queen


Recién acabo de leer una nota de Mariano Kairuz en el Radar de esta semana, dedicada a Salma Hayek, a su retorno en no sé qué película. Con toda la justicia del mundo, la nota pone a Del crepúsculo al amanecer en primer plano para explicar el poder de la Hayek a partir del personaje de Satanico Pandemonium que ejerce con disciplina de pin-up infernal en ese peliculón de Robert Rodriguez. Escribe Kairuz: "Si la carrera de Salma Hayek se hubiera reducido a esa escena de vampiresa, puf, hubiera alcanzado para convertirla en un personaje de culto, su metro 57 de estatura estirado a proporciones sobrenaturales." Justiciera nota babosa. Y yo casi que me pongo nostálgico hasta humedecerme por desear querer volver a ver esa película en pantalla gigante, mirar a SH perreando en el cabarute azteca (y al bigote recio de Fred Williamson) para que todo se convierta en un festín diabólico a mil baldazos de sangre de la escuela cormaniana del cruce de género y comedia degenerada en su veta física de los '70.
Creo que con Kairuz vimos juntos Del crepúsculo al amanecer por primera vez en el cine Ocean, creo que también estaba por ahí Javier Porta Fouz. Lo seguro es que la vi en la última función de un miércoles de la semana del estreno, si ellos no estaban conmigo me los encontré a la salida. Y lo que tengo perfectamente nítido en mi memoria es que terminé esa noche fuera de órbita tras ese ejercicio inteligente de reciclaje que escupía chispas de autocine. No es que sea de respuesta discreta frente a las películas, pero creanmé que salí con los ojos en llamas: alguien entendía el lenguaje de la teenxploitation, podía reflexionar sobre ella sin quitarle peso a la acción. Me volví un fanático inmoderado, me gasté una tonelada de guita (en esa época estaba subempleado) en el cómic original, la banda de sonido y en las revistas Fangoria y Cinefantastique con notas y dossiers sobre ese exceso de ideas que había unido a Tarantino & Rodriguez. Parte de la crítica local la había maltratado o, en el mejor de los casos, ignorado. También, antes que volara de las salas, fui a verla al cine varias veces más, incluyendo la función más trash en la que alguna vez estuve (si exceptuamos las del sótano de la calle Montevideo donde funcionó temporalmente el cineclub Nocturna): fue en el cine Premier y cuando sonó "Cucarachas enojadas" de Tito & Tarantula, la gente coreaba mientras revoleaban lo que tenían a mano, fue una rebelión sincrónica y fumona. Por un momento, fuimos una secta de espectadores-vampiros que había coincidido para que la orgía de la pantalla se multiplicara en la platea oscura.
Otro día, alrededor de una década después, con otros amigos/as (Kairuz seguía estando ahí, firme junto al pueblo cinéfilo-trash), nos juntamos para ver en divx, ni bien se pudo bajar, Planet Terror (suerte de secuela de la experiencia anterior de Rodriguez & Tarantino) y el éxtasis fue similar, repetido en versión casera y catódica, pero con idéntica sensibilidad pirómana. Hoy, en la ansiosa y dulce espera de Machete de Robert Rodriguez y ¿Ethan Maniquis? (creo haber leído que en Estados Unidos se estrena el 3 de septiembre), evidente posible sucesora de aquellas bestias cinematográficas, espero volver a temblar. La furia de mi idolatrado Danny Trejo que ya despliega el trailer me asegura al menos un pasaje para descarrillar en un tren de alta velocidad. Ojalá que parezca otro accidente.

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