jueves, 29 de noviembre de 2007

Dulces sueños


No sé las suyas, pero mi conciencia y mi inconsciencia fue, hace ya mucho tiempo, colonizada por la sociedad de consumo. Y, aunque me resista, aunque piense que a veces estoy afuera de todo, mi deseo se dispara en direcciones impensadas, imprudentes. Habitualmente, una vez que la barrera de la represión anticapitalista se libera en mis sueños, una vez que uno tiene la libertad definitiva para correr sin correa por el césped regado y pisado por mis deseos más íntimos, esos deseos que no confesaría ni siquiera en un blog anónimo, me convierto en el superhéroe que quiero ser. Algunos días de esos sueños soy el Capitán del Espacio del alfajor homónimo. Y viajo con mi cara de payaso, con mi casco azul, por un cosmos dorado de cielo rojo estrellado. Y mi recorrido onírico por el espacio sideral nunca llega a ser ni dramático como el de Tim Robbins en Misión a Marte, ni primitivamente odiséico como el de 2001, ni shakespeareano como el de Forbidden Planet. Mi trip espacial es sólo de una lisergia aplastada, algo nihilista, aunque mayormente anodina. Y todo el viajecito al final se reduce a una sonrisa desfigurada de bebé suspendida en una cuna cósmica.


Otras noches de sueños libertinos me transformo en el esquiador feliz de Biznikke. Bajo infinitamente por la nieve nívea y no freno nunca, nunca. Me gusta el vértigo de la velocidad sin respiro pero al poco tiempo me empiezo a aburrir, me miro a mí mismo con distancia hasta que me doy cuenta de que este sueño es bastante pelotudo y me despierto. Una vez en el territorio de la vigilia recuerdo que la única vez que usé esquíes fue en el viaje de egresados a Bariloche, y apenas me duraron puestos quince minutos. Era una clase de instrucción en el cerro Catedral y tras los tres primeros intentos infructuosos de aprender a frenar con los bastones decidí sacarme los esquíes y tirarme a dormir en la nieve antes de seguir cayéndome sin remedio. Creo que esa siesta perfecta en Bariloche fue la primera vez que comenzó la pesadilla donde yo era el esquiador feliz de Biznikke.


Cuando mi inconsciente se delira por lo más autóctono sueño que soy la coya emponchada de rojo del alfajor Guaymallen. Y siempre empiezo pisando alegremente la uva azul de los viñedos del departamento mendocino de Guaymallén, hasta que un grupo de extranjeros que disfruta del enoturismo se me ríe en la cara. Entonces, como no tengo manos a causa de la pereza del dibujante, comienzo a cagarlos a patadas voladoras uno por uno. Así, mi sueño se transforma en una repetición infinita de patadas en la cara a enoturistas: a los que puedo distinguir tienen o un gran parecido a Michael Caine en Sangre y vino (1996) o son igualitos a Paul Giamatti en su papel de Entre copas (2004).

sábado, 24 de noviembre de 2007

La crónica marcha 2: Like a Rolling Stone


En el recital-performance-electrónico de Blitto-Not Poet-Remolon la situación era multitudinaria. Ellos cantaron un cover poderosamente destructivo de Music de Madonna: Music makes the people come together, gritaban en una versión traducida que no memoricé aunque no me puedo olvidar el frenesí que pusieron en el revolcón por el escenario mientras trituraban las melodías de la virgencita queer-pop. Y la gente confirmaba la sabiduría de la letra al aullar celebrando el delirio teatral y glam de Blitto & Cía: es que ya se había prendido la mecha de la diversión y todo iba a explotar. Lo que no estalló fue el conflicto. Se habían tomado decisiones para prevenirlo. Por ejemplo, el complejo vallado en frente de la Catedral se volvió a repetir desde que hace varios años algunos activistas glbt graffitearon las paredes de la iglesia. Y, a partir de ese hecho, grupos de derecha homofóbicos iban a vigilar el santo edificio para que durante nuestra permanencia en Plaza de Mayo no nos acerquemos. Este año el vallado parecía algo ridículo porque la catedral ya había sido pintada con graffitis en alguna otra marcha anterior: el más sobresaliente era "La iglesia que ilumina es la que arde."

Cuando terminaron los recitales crucé la plaza para saludar a amigas/os, conocidas/os, alumnos/as, exalumnas/os, etc. Entre los primeros me encontré con Rafa y le mostré que llevaba el pin de Homoxidal 500, que él me había regalado hace como cinco años. Homoxidal 500 era un fanzine Homocore que el propio Rafa dirigía, distribuía, escribía, etc.; y fue una verdadera revolución porque perfiló una escena punk-rock-queer en Buenos Aires. Para mi tristeza, Rafa me dijo mientras señalaba mi pin: "Eso ya es vintage". Aunque el fanzine no salía hace tiempo, yo no quería darlo por muerto, porque de hecho nunca tuvo una regularidad, su continuidad dependía de los tiempos hormonales-creativos de Rafa. Pero ahora él mismo lo había sepultado con una sola frase. Y la tristeza duró hasta que él me respondió a mi frase rutinaria "¿En qué andás?": la respuesta fue un volante rosa con un dibujo de dos tipos made in Tom of Finland chuponeándose con una lengua Stone clavada en la nuca de uno de ellos (era, dicho de otra forma, un beso de lengua al cuadrado). Además del dibujo había un pedido en el volante: se busca cantante rolinga puto (pedido que sigue haciendo en un fotolog, que tiene links a varias canciones ya grabadas). Me di cuenta que Rafa me había mentido: Homoxidal 500 no desapareció, se convirtió en una banda en formación, en otro proyecto ruidoso de Rafa. Nada se pierde, todo se transforma. Avanzamos.

Y, como el movimiento (lgtb) se demuestra andando, la marcha comenzó a dejar atrás la Plaza de Mayo para ir rumbeando a la Plaza Congreso. Rumba, samba, mambo, disco: este año había más camiones, más música, más djs, más gente. Era un horizonte de diversidad sexual coreando músicas mezcladas, pero no remixes, sino una inexplicable amalgama de ruidos, desde bocinazos hasta música electrónica, desde la marcha nupcial hasta gritos y aplausos rítmicos. Eramos un canto rodando por la avenida. La música hace reunir a la gente, al burgués y al rebelde, canta Madonna. Pero también al ángel y al demonio, porque el infierno era el cielo más encantador esa noche musical. Y el coro de sant@s ya ardía en llamas. Sí, claro, a esa altura de la noche la mecha encendida ya había alcanzado la pólvora. Boom.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

La crónica marcha: Patinando por un sueño


El tic porteño de llegar tarde no tuvo tregua, a las tres había muy poca gente en la Plaza. Durante la mañana había llovido bastante y las nubes todavía mostraban los dientes grises. Sin embargo, las chicas superpoderosas de Escote en ve, venidas de La Plata, estaban listas en Plaza de Mayo para preparar su show debut en Capital. No las acompañaba mucha gente, apenas un perro negro vagabundo y Ramón de Reimon. No muy lejos, las agrupaciones estacionaron camiones/carrozas y los comenzaban a embanderar. Los que estaban listos eran los puestos de la feria artesanal gltb que ya ofrecían pins, banderitas, remeras, panfletos y otras cosas que exhibían ideas, colores, información.

Lisa de Brandon fue la primera vez que participó en la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo LGBT y su aporte fue fundamental. Se puso la camiseta y la transpiró a la par de tod@s. Junto a ella presentamos el escenario de Plaza de Mayo, bautizado Nadia Echazú. Tal vez, este sea un nombre olvidado o simplemente desconocido por muchos/as. Pero Nadia fue una de las personas más importantes para el movimiento LGBT en los '90: era la activista trans más inteligente (hasta en su propia locura), la mujer más vibrante que conocí (hasta en su propia timidez) y la amiga más fiel (hasta en su propia inconstancia). Murió hace un par de años, pero en cada marcha la alucino igual a las últimas veces que vino: deslizándose con sus patines por Avenida de Mayo, porque ella no necesitaba subirse a una carroza, ella era una chica rodante, un camión con acoplado que pobre del que se le cruce. Nadia embestía con su pasión sin límites de velocidad. Patinaba por su sueño, que por suerte fue y es el mismo que el nuestro. Por eso la recordamos en el escenario, con el escenario. Y al momento de nombrar a Nadia ya éramos miles de personas tomando un sol del orgullo que había evaporado las nubes dentadas. No salió el arco iris, pero no lo necesitábamos, ya lo habíamos fabricado nosotros y lo multiplicábamos en banderas, pins, pulseras, vinchas, etc.
A la hora del recital de Escote en ve la plaza ya era una muchedumbre importante. Y, tras su debut en La Plata hacía menos de un mes, las cuatro chicas de la banda demostraron que son la nueva promesa de la ruidosa escena platense. Canciones directas a la mandíbula de la pacatería con un sonido físico, fuera de las electrónicas virtualidades de esta era digital. La banda perpetra la vibración física de la era analógica, como si sus melodías resultaran de la distorsión de la cintas estiradas de los cassettes viejos (de hecho, ellas repartieron una calcomanía con su flyer en formato de cassette). La música de Escote en ve señalaba una gran esperanza: otra distorsión social es posible.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Bailen, putos


Mañana sábado hay que ponerse la camiseta y transpirarla con orgullo. A partir de las 15 horas, en Plaza de Mayo, es la Marcha del Orgullo LGBT y tocarán Tumbamores, Escote en ve, Blitto y Exito Total. Luego de bailar hasta gastarla por toda Avenida de Mayo, llegaremos a Plaza Congreso para saltar con Gaby Bex (presentando disco) y Kumbia Queers, de visita por Argentina. Y después abre la pista el dj Bear, otra oportunidad para escucharlo rugir. La ciudad necesita más que nunca esta alegría y corear la consigna de este año: Libertad. Igualdad. Diversidad. No se corten.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ojos de serpiente


Entre los actores buenos hay algunos con personalidad y otros con personalidades. Entre los primeros hay una subespecie: los de personalidad animal. Son los actores bestias, poco inclinados a pelar su humanidad (si es que en verdad la tienen) y muy distintos a los que prefería Hitchcock: los actores-ganado, que se pueden guiar, adiestrar. El actor animal es feroz, no se deja domesticar, tiene escrita su bestialidad en cada movimiento. Klaus Kinski es un ejemplo obvio; Brad Dourif, también, pero su nombre, creo, es un poco menos célebre. Y no porque sus intervenciones no sean tan shockeantes, sino porque en general uno no quiere fijar las pesadillas en el recuerdo.
Hoy tal vez muchos recordarán la excentricidad actoral de Dourif a través de las películas de David Lynch, Duna o Terciopelo azul, pero él estaba loco desde Atrapado sin salida de Milos Forman, película más bien olvidada y olvidable. Ahí debutó en el cine dentro de un manicomio y nunca debería haber salido, para tranquilidad del mundo.
Desde su inicio, Dourif se especializó en personajes perturbados, para bien y para el mal, con su característica mirada y expresión de serpiente al borde del mordisco. Pero también su voz y su espíritu feroces lo llevaron a ser el ventrílocuo cuya voz visceral habita al muñeco diabólico Chucky durante toda la saga de Don Mancini que empezó a fines de los 80.
Con Trauma, La máquina de la muerte, Alien: Resurrection, Senseless, a lo largo de los 90 Dourif parece haberse convertido en una renovación del estereotipo de científico loco del cine de ciencia ficción y terror de los 50. Su alquimia está contenida en sus tendones, que lo estiran hasta convertirlo en un extremista del gesto tirante. Tal vez su consagración arty y definitiva fue gracias a Peter Jackson y a Werner Herzog, en El Señor de los Anillos: Las dos torres y The Wild Blue Yonder. En la primera hace un personaje shakespeareano, brutal, donde su lengua enroscada y el brillo de sus ojos tienen una electricidad macabra. En la segunda, cuenta una versión marciana de la historia del planeta tierra, como no podía ser de otra forma cuando Herzog le saca punta a su delirio. Habla a cámara, muestra sus dientes, juega a matarnos de pánico mientras patea el polvo del desierto como un alien verborrágico.
Por estos días, Dourif es el maldito policía freak de la remake Zombie de Halloween; actúa poco tiempo en la película, pero su intervención se combina con las otras breves actuaciones de Danny Trejo, Udo Kier y Sid Haig, y la cosa termina convertida en un cóctel molotov de secundarios. Y en lugar de dream team, los cuatro formarían un nightmare team.

domingo, 11 de noviembre de 2007

I wanna be your dog


El último viernes, una hora antes de medianoche, se repitió el viaje a La Plata, pero esta vez volamos por la autopista en máquina plateada. El objetivo era doble: asado y fiesta freak. El asado fue en una casa semitomada, próxima a derrumbarse, donde se fumó la pipa de la paz. Y tras la desopilante anécdota del abogado petiso que dejó las leyes cuando descubrió tener el "don de la pulseada" (y que ganó fortunas en apuestas donde desplumaba a patovas empleados de seguridad), alguien nombró un monolito (otros decían que era sólo una placa) dedicado a los Ramones que había entre dos calles platenses, cerca del monumento al perro. Según contaron, se había invitado a Marky Ramone para inaugurar el monolito/placa, pero el evento terminó en una guerra de escupitajos punk (investigando internet, una noticia dice otra cosa que suena igual de inexacta en la descripción del evento). Antes de ir a la fiesta, a velocidad de auto-rayo, patrullamos las calles en busca del monolito pero sólo encontramos el monumento al perro (una de las cosas más feas del mundo) y, en frente, una placa dedicada a Perón. De Ramones no había ni un graffiti. Luego hubo música disco con Weekend de Godard como pantalla. Además fue mi casi debut como dj con un miniset: Jet Boy Jet Girl de Elton Motello (cortesía de John Waters) y Everyday is Halloween de Ministry; un doble programa de ciencia ficción y terror: buenos géneros para vibrar en la ardiente oscuridad.


Aclaración: Se espera recibir la foto del monumento al perro para incluirla en esta entrada.

Aclaración 2: Se agrega la foto por gentiliza del ojo nocturno de Agustín Masaedo y queda demostrado que el monumento al perro está entre lo más desagradable que, por estos días, se puede ver en el espacio público.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Trance Beat


En el malba se estrena Takeshis' y verla es un deber cívico obligatorio. Acá duplico una parte del texto escrito originalmente para el sitio de El Amante, como cobertura del Bafici 2006:
"Con su ritmo habitual, acelerado y lento en el mismo plano, Takeshi Beat Kitano filma un desequilibrio sobre sus alter egos, mezclando su autobiografía y su estilo cinematográfico con alto grado de humor; mezcla que no sólo se convierte en una película divertidamente narcisista, sino que termina siendo una de las más experimentales del festival, entendiendo experimental como una forma libertina de tramar estética y narrativamente las imágenes y los sonidos. Esa máquina de repetición marca Kitano escupe ideas audiovisuales como si fueran las balas de una de sus metrallas. Y ubicada entre la payasada y el policial violento, esta película trance se compone de sueños dentro de sueños dentro de...
Están avisados: si quieren viajar al rincón más confortable de la oscuridad del lenguaje del cine, Kitano los puede llevar en un taxi color lila ¡que vuela!"

viernes, 2 de noviembre de 2007

espacio público: vicios, virtudes, belleza y felicidad






En las paredes exteriores de Belleza y Felicidad (Acuña de Figueroa y Guardia Vieja) se exhiben los stencils estampados como parte de una actividad del Mes del Orgullo LGBT, llamada "Besa a quien quieras", realizada a través de una performance pansexual para invocar la energía rebelde original de Alberto Greco.
Anarchist Sexual Stencil: Parte I y II